LA EPOPEYA DE GILGAMESH TABLILLA IX
Por su amigo Enkidu Gilgamesh
lloró amargamente mientras recorría la estepa:
«¿He de morir, y no seré entonces como Enkidu?
La pena ha entrado en mi corazón.
»Temo a la muerte, y por eso ando errante por la estepa,
para encontrar a Uta-napishti, hijo de Ubar-Tutu.
En el camino, viajando deprisa,
llegué una noche a un paso de montaña.
»Vi algunos leones y mi temor aumentó,
levanté la cabeza a la luna en oración,
a [Sîn, la] lámpara de los dioses, fueron mis súplicas:
“Oh Sîn y,] guárdame sano y salvo”».
[Esa noche] se acostó, después se despertó de un sueño:
en presencia de la luna se alegraba de la vida,
blandió el hacha en su mano,
sacó [el puñal de] su cinturón.
Como una saeta entre ellos cayó,
golpeó a los [leones,] los mató y los dispersó.
Se cubrió con sus pieles, comió su carne.
Gilgamesh [cavó] pozos que antes no existían,
bebió el agua mientras perseguía a los vientos.
Shamash se preocupó, y haciendo una reverencia,
habló a Gilgamesh:
«Oh Gilgamesh, ¿adónde vas errante?
La vida que buscas nunca la encontrarás».
Gilgamesh dijo así al héroe Shamash:
«Después de andar errante, de recorrer toda la estepa,
¿cuando entre en el Mundo Inferior será el descanso escaso?
Yaceré allí durmiendo a lo largo de los años.
»Que mis ojos vean el sol y se sacien de luz.
La oscuridad está oculta, ¿cuánta luz queda?
¿Cuándo pueden los muertos ver los rayos del sol?»
Llegó a las montañas gemelas de Mashu,
que guardan cada día al [sol,] naciente
cuyas cumbres [soportan] el tejido del cielo,
cuyo pie desciende hasta el Mundo Inferior.
Custodiaban su entrada hombres-escorpiones,
cuyo terror era temor, cuya mirada era muerte,
cuyo fulgor era aterrador, abrumando las montañas;
al alba y al ocaso custodiaban el sol.
Gilgamesh los vio, se cubrió el rostro con miedo y temor,
después se recuperó y se acercó a su presencia.
El hombre-escorpión llamó a su compañera:
«El que ha llegado hasta nosotros, carne de los dioses es su cuerpo».
La compañera del hombre-escorpión le respondió:
«En él hay dos tercios de dios, y un tercio humano».
El hombre-escorpión llamó,
diciendo una palabra [al rey Gilgamesh,] carne de los dioses:
«¿[Cómo has llegado hasta aquí,] después de tan largo viaje?
¿[Cómo llegaste hasta aquí,] para estar en mi presencia?
[¿Cómo has cruzado los mares,] cuya travesía es peligrosa?
quiero saber acerca de tu [viaje].
»donde se ha vuelto tu [rostro,]
quiero saber [acerca de tu viaje].
«[Busco] el [camino] que lleva a mi antepasado, Uta-napishti,
que asistió a la asamblea de los dioses y [encontró la vida eterna:]
de la muerte y la vida [me dirá el secreto]».
El hombre-escorpión abrió su boca [para hablar,]
diciendo a [Gilgamesh:]
«Nunca [hasta ahora,] oh Gilgamesh, hubo [nadie como tú,]
nunca nadie [recorrió el camino] de la montaña.
»Durante doce dobles horas su interior [se extiende,]
la oscuridad es densa, y [luz] no hay.
Para la salida del sol, para la puesta del sol.
»Para la puesta del,
enviaron,
Y tú, ¿cómo harás?
¿Irás en?»
«Por el dolor
Por la escarcha y por el sol [mi rostro se ha quemado].
Por el agotamiento
Ahora tú»
El hombre-escorpión [abrió su boca para hablar,]
[diciendo una palabra] al rey Gilgamesh, [carne de los dioses:]
«Ve, Gilgamesh,
Que las montañas de Mashu [permitan tu paso].
»[Que] las montañas y las colinas [velen por tu camino].
Que [ellas te ayuden] con seguridad [a continuar tu viaje].
[Que] la puerta de las montañas [se abra ante ti]».
Gilgamesh [oyó estas palabras,]
lo que [el hombre-escorpión] le dijo [él se lo llevó al corazón,]
[tomó] el camino que lleva al dios sol
Al cabo de una doble hora,
la oscuridad era densa, [y [luz] no había:]
no [le dejaba ver tras él].
Al cabo de dos dobles horas,
la oscuridad era densa, [y [luz] no había:]
no [le dejaba ver tras él].
Al cabo de tres dobles horas,
[la oscuridad era densa, y luz no había:]
[no le dejaba ver tras él].
Al cabo de cuatro dobles horas,
[la oscuridad] era densa, [y luz no había:]
no [le dejaba ver tras él.]
Al cabo de cinco dobles horas,
la oscuridad era densa, [y luz no había:]
no le dejaba ver tras él.
Al [llegar a] seis dobles horas,
la oscuridad era densa, [y [luz] no había:]
no [le dejaba ver tras él].
Al llegar a siete dobles horas,
la oscuridad era densa, y [luz no] había:
no le dejaba ver tras [él].
Al cabo de ocho dobles horas avanzaba deprisa,
la oscuridad era densa, y luz [no había:]
no [le dejaba] ver tras él.
Al cabo de nueve dobles horas el viento del norte,
su rostro.
[La oscuridad era densa, y] luz [no había:]
[no le dejaba] ver tras él.
[Al] llegar a [diez dobles horas,]
estaba muy cerca.
[Al llegar a] once aún quedaba un viaje de una doble hora,
[al cabo de doce dobles horas Gilgamesh llegó] antes que el sol.
había resplandor:
marchó derecho, en cuanto los vio, a … los árboles de los dioses.
Un árbol de cornalina tenía fruto,
colgaban racimos de uvas, de agradable contemplación.
Un árbol de lapislázuli tenía follaje,
cargado de frutos y magnífica visión.
* * *
Ciprés, cedro,
los peciolos de sus hojas eran de piedra pappardilû y…
Coral marino piedra sasu,
en vez de espinos y zarzas [crecían] ampollas de piedra.
Tocó un algarrobo, era de piedra abashmu,
ágata y hematites
* * *
Mientras Gilgamesh caminaba por allí,
levantó [la cabeza para] mirarle.
Anónimo
(Texto extraído de textos.info)