LA EPOPEYA DE GILGAMESH TABLILLA X
Shiduri era una tabernera que vivía a la orilla del mar,
allí moraba [en una taberna a la orilla del mar].
Tenía soportes para tinajas y [cubas todas de oro,]
estaba envuelta en paños y [cubierta con velos].
Gilgamesh llegó errante,
iba cubierto con una piel, y con miedo [de mirar].
La carne de los dioses [tenía en su cuerpo,]
pero en [su corazón] había pesar.
Su rostro parecía el de alguien llegado de lejos.
Mientras la tabernera le miraba en la distancia,
hablando consigo misma dijo una palabra,
siguiendo los consejos de su mente:
«Seguro que este hombre es un cazador de toros salvajes,
pero ¿de dónde vendrá, llegando derecho a mi puerta?»
Así que la tabernera le vio y trancó su puerta,
trancó su puerta y se subió a la azotea.
Pero Gilgamesh prestó atención a,
levantó la barbilla y [se volvió hacia ella].
[Dijo] Gilgamesh a ella, la tabernera:
«Tabernera, ¿por qué [trancaste tu puerta en cuanto me viste?]
»Trancaste tu puerta [y subiste a la] azotea.
Echaré abajo la puerta, haré [pedazos los cerrojos].
* * *
[Dijo la tabernera] a él, [a] Gilgamesh:
« tranqué mi puerta,
[subí al] tejado.
quiero saber acerca de tu [tu viaje]».
[Dijo Gilgamesh a] ella, la [tabernera]:
«[Mi amigo Enkidu y yo:]
»[uniendo nuestras fuerzas subimos a las] montañas, [capturamos y dimos muerte al Toro Celeste,]
[destruimos a Humbaba, que moraba en el Bosque de] los Cedros,
[matamos] leones [en los pasos de montaña]».
Dijo [la tabernera a él,] a Gilgamesh:
«[Si fuisteis tú y Enkidu quienes disteis muerte al guardián,
[destruisteis] a Humbaba, que moraba en el Bosque de los Cedros,
matasteis leones [en los] pasos de montaña,
[capturasteis] y disteis muerte [al] Toro llegado del cielo,
»[¿por qué tus mejillas están [tan hundidas,] tu rostro [tan] hundido,
[tu ánimo tan desdichado,] tu rostro [tan] consumido?
[¿Por qué] en tu corazón [habita la pena,]
y tu rostro parece el de alguien [llegado de muy lejos?]
[Por qué] tus facciones están quemadas [por la escarcha y por el sol,]
[y por qué] andas errante por la estepa [vestido de león?]»
[Dijo Gilgamesh a] ella, la [tabernera]:
«[¿por qué no han de estar hundidas mis mejillas, hundido mi rostro,]
[desdichado mi ánimo, consumido mi semblante?]
»[¿Por qué no ha de habitar la pena en mi corazón,]
[y mi rostro no ha de parecerse al de alguien llegado de muy lejos?]
¿[Por qué mis facciones no han de estar quemadas [por la escarcha y por el sol,]
[y por qué no he de andar errante por la estepa vestido de león?»]
«Mi amigo, un onagro vagabundo,]
[asno de las tierras altas, pantera de la estepa,]
[mi amigo Enkidu, un onagro vagabundo,]
[asno de las tierras altas, pantera de la estepa,]
»[mi amigo Enkidu, a quien tanto amaba,]
[que conmigo pasó por todos los peligros,]
[mi amigo Enkidu, a quien tanto amaba,]
[que conmigo pasó por todos los peligros:]
»[el sino de los mortales le ha superado].
[Seis días lloré por él y siete noches].
[su cuerpo no entregué para el entierro,]
[hasta que un gusano salió de su nariz].
»[Entonces tuve miedo de morir yo también,]
[me entró miedo de la muerte, y por eso anduve errante por la estepa].
Lo que le sucedió a mi amigo [se hizo demasiado insoportable,]
[así que en un largo camino recorrí la] estepa;
Lo que le sucedió a [mi amigo] Enkidu [se hizo demasiado insoportable,]
[así que en un largo camino] recorrí [la estepa].
»[¿Cómo voy a guardar silencio?] ¿Cómo voy a quedarme callado?
[Mi amigo, a quien amaba, ha vuelto] al barro,
mi amigo Enkidu, a quien amaba, [ha vuelto al barro].
[¿No seré como] él, y yaceré también,
para nunca más levantarme, durante toda la eternidad?»
Dijo Gilgamesh a ella, la tabernera:
«Ahora, oh tabernera, ¿dónde está el camino que lleva hasta Uta-napishti?
¿Cuál es su señal? ¡Dime!
¡Dame su señal!
Si se puede hacer, cruzaré el océano,
si no se puede hacer, andaré errante por la estepa».
Dijo la tabernera a él, a Gilgamesh:
«Oh Gilgamesh, nunca ha habido un camino para cruzar,
ni desde tiempos antiguos nadie puede cruzar el océano.
solo Shamash el héroe cruza el océano:
excepto el dios sol, ¿quién cruza el océano?
»La travesía es peligrosa, el camino lleno de peligros,
y a mitad de camino están las Aguas de la Muerte, cerrando el paso adelante.
Pero, además, Gilgamesh, una vez cruzado el océano,
cuando llegues a las Aguas de la Muerte, ¿qué harás entonces?
»Gilgamesh, ahí está Ur-shanabi, el barquero de Uta-napishti,
y con él están Los de Piedra, mientras él pela un pino en medio del bosque.
Ve, pues, que él vea tu rostro.
Si se puede hacer, cruza el océano,
si no se puede hacer, da media vuelta y regresa».
Gilgamesh oyó estas palabras,
levantó el hacha en su mano,
desenvainó el puñal [de] su [talabarte,]
avanzó sigiloso y se abalanzó sobre [ellos].
Como una saeta cayó entre ellos,
en medio del bosque su grito resonó.
Ur-shanabi vio el brillante,
agarró un hacha y a él.
Pero él, Gilgamesh, le golpeó en la cabeza,
le agarró del brazo y le inmovilizó.
Se asustaron [Los] de Piedra, que tripulaban la barca,
a quienes [las Aguas] de la Muerte no hacían daño.
el ancho océano,
en las aguas. [no] contuvo [su mano]:
[los] apaleó [con furia, los arrojó ] al río.
Volvió para vigilarle,
mientras Ur-shanabi le miraba a los ojos.
Dijo *Ur-shanabi a él, a Gilgamesh:
«Dime, ¿cuál es tu nombre?
Yo soy *Ur-shanabi, de *Uta-napishti el Lejano».
Dijo Gilgamesh a él, a *Ur-shanabi:
«Yo soy Gilgamesh,
el que viene de Uruk-Eanna,
el que hizo un tortuoso camino por las montañas,
el camino oculto donde el sol sale».
Dijo Ur-shanabi a él, a Gilgamesh:
«¿Por qué tus mejillas están tan hundidas, [tu rostro tan] hundido,
tu ánimo tan desdichado, [tu rostro tan consumido?]
»[¿Por qué en tu corazón] habita la pena,
y [tu rostro parece el de alguien] llegado de muy lejos?
¿Por qué [tus facciones] están quemadas por la escarcha y por el sol,
[y por qué] tú [andas errante por la estepa vestido de león?]»
[Dijo Gilgamesh a] él, al [barquero de Ur-shanabi]:
«[¿Por qué no] [han de estar hundidas] mis mejillas, [hundido mi rostro,]
[desdichado mi ánimo,] consumido [mi rostro?]
»[¿Por qué no ha de habitar] la pena en [mi corazón,]
[y mi] rostro [no ha de parecerse al de alguien llega do de muy lejos?]
¿[Por qué mis facciones] no [han de estar] quemadas [por la escarcha y por el sol,]
y por qué no he de [andar errante por la estepa vestido de león?]
»[Mi amigo, un onagro vagabundo,]
[asno de las tierras altas, pantera de la estepa,]
[mi amigo Enkidu, un onagro vagabundo,]
[asno de las tierras altas, pantera de la estepa;]
»[uniendo nuestras fuerzas subimos a las montañas,]
[capturamos y dimos muerte al Toro Celeste,]
[destruimos a Humbaba, que moraba en el Bosque de los Cedros,]
[matamos leones] en [los pasos de montaña;]
»mi amigo [a quien tanto amaba,]
[que conmigo pasó por todos los peligros,]
[mi amigo] Enkidu, [a quien tanto amaba,]
[que conmigo pasó por todos los peligros:]
[el sino de los mortales] [le] ha superado.
»Seis días [lloré por él y siete noches:]
[su cuerpo no entregué para el entierro,]
hasta que [un gusano salió de su nariz].
«Entonces tuve miedo [de morir yo también,]
[me entró miedo de la muerte, y por eso anduve errante por la estepa].
»Lo que le sucedió a mi [amigo se hizo demasiado insoportable,]
así que en un largo camino [recorrí la estepa;]
[lo que le sucedió a mi amigo] Enkidu se hizo demasiado insoportable,
así que en un largo camino [recorrí la estepa].
»¿Cómo voy a guardar [silencio? ¿Cómo voy a quedarme callado?]
Mi amigo, a quien amaba, ha [vuelto al
barro,]
[mi amigo Enkidu, a quien amaba, ha vuelto al barro].
[¿No seré como] él, y yaceré también,
[para nunca más levantarme, durante toda la eternidad?»]
Dijo Gilgamesh a él, a Ur-[shanabi el barquero:]
«Ahora, Ur-shanabi, ¿dónde [está el camino que lleva hasta Uta-napishti?]
¿Cuál es su señal? ¡Dime!
¡Dame [su señal!]
Si se puede hacer, cruzaré el océano,
si no se puede hacer, [andaré errante por la estepa]».
Dijo Ur-shanabi a él, a Gilgamesh:
«Tus manos, oh Gilgamesh, han impedido [tu travesía:]
destrozaste a Los de Piedra, [los] arrojaste [al río,]
Los de Piedra están destrozados, y el pino no está [pelado].
»Coge, oh Gilgamesh, tu hacha en [tu] mano,
baja al bosque y [corta trescientas] pértigas, cada una de cinco brazas de longitud.
Recórtalas y pon a cada una un tachón,
después tráelas [aquí a mi presencia]».
Gilgamesh oyó estas palabras,
cogió su hacha en su mano,
sacó [el puñal de su talabarte,]
bajó al bosque y [cortó trescientas] pértigas, cada una de cinco brazas de longitud.
Las recortó y puso a cada una un tachón,
después se las llevó [a Ur-shanabi, el barquero].
Gilgamesh y Ur-shanabi tripularon [la barca,]
botaron la embarcación y [la tripularon] ellos mismos.
En tres días hicieron un viaje de un mes y medio, y Ur-shanabi llegó a las Aguas de [la Muerte].
[Dijo] Ur-shanabi a él, [a Gilgamesh:]
«¡Cuidado, oh Gilgamesh! Coge la primera [pértiga].
Que tu mano no toque las Aguas de [la Muerte], para que no [la] atrofies.
»Coge una segunda pértiga, Gilgamesh, una tercera y una cuarta.
»Coge una quinta pértiga, Gilgamesh, una sexta y una séptima.
»Coge una octava pértiga, Gilgamesh, una novena y una décima.
»Coge una undécima pértiga, Gilgamesh, y una duodécima».
Al llegar a ciento veinte dobles estadios Gilgamesh había usado todas las pértigas,
así que él, [Ur-shanabi,] se despojó de sus vestiduras,
Gilgamesh se despojó de [sus] vestiduras, con los brazos en alto hizo un penol.
Uta-napishti observaba a Gilgamesh a lo lejos,
hablando para sí mismo [dijo] una palabra,
aconsejándose en su propia mente:
«¿Por qué están rotos todos [Los de Piedra] de la barca,
y a bordo de ella va alguien que no es su patrón?
»El que viene no es hombre mío,
pero a la derecha.
miro, pero no es [hombre] mío»
* * *
«No es mío,
El barquero,
el hombre que,
Que»
* * *
Gilgamesh se [acercó] al muelle.
* * *
Dijo Gilgamesh a él, [a Uta-napishti:]
«Uta-napishti,
que después del Diluvio
» ¿qué?
»
[Dijo Uta-napishti a] él, a [Gilgamesh:]
«[¿Por qué tus mejillas están tan hundidas, tu rostro tan] hundido,
[tu ánimo tan desdichado, tu rostro] tan consumido?
»[¿Por qué en tu corazón] habita la pena,
[y tu rostro parece] el de alguien llegado de muy lejos?
[¿Por qué tus facciones están quemadas por la escarcha] y por el sol,
y por qué andas errante por la estepa vestido de león?»
[Dijo] Gilgamesh a él, [a Uta-napishti:]
«¿Por qué no han de estar hundidas mis mejillas, [hundido mi rostro,]
desdichado mi ánimo, consumido mi rostro?
»¿Por qué no ha de habitar la pena en mi corazón,
y mi [rostro] no ha de parecerse al de alguien llegado de muy lejos?
¿[Por qué no] han de estar [quemadas] mis facciones por la escarcha y por el sol,
[y por qué no] he de andar errante por la estepa vestido de león?
»[Mi amigo, un onagro vagabundo,]
[asno de las tierras altas,] pantera de la estepa,
[mi amigo Enkidu, un onagro vagabundo,]
[asno de las tierras altas, pantera de la estepa;]
»[uniendo nuestras fuerzas subimos] a las montañas,
[capturamos y] dimos muerte [al Toro] Celeste,
[destruimos a Humbaba, que] moraba [en el] Bosque de los Cedros,
matamos leones [en los pasos de montaña;]
»[mi amigo Enkidu, a quien tanto amaba,]
[que conmigo pasó por] todos los peligros,
[mi amigo Enkidu, a quien tanto amaba,]
[que conmigo] pasó por todos los peligros:
»[el sino de los mortales le ha superado].
[Seis días] lloré por él [y siete noches:]
[su cuerpo no entregué para] el entierro,
[hasta que un gusano salió de] su [nariz].
[Entonces tuve miedo de morir yo también,]
[me entró] miedo de la muerte, [y por eso anduve errante por la estepa].
»Lo que le sucedió a [mi amigo se hizo demasiado insoportable,]
así que en un largo camino [recorrí la] estepa;
lo que le sucedió a mi amigo [se hizo demasiado insoportable,]
así que en un largo camino [recorrí la estepa].
»¿Cómo voy a guardar silencio? ¿Cómo voy a quedarme callado?
Mi amigo, a quien amaba, ha vuelto al barro,
mi amigo Enkidu, [a quien amaba, ha vuelto al barro].
¿No [seré] como él, y yaceré también,
para nunca más levantarme, durante toda [la eternidad?]»
Dijo Gilgamesh a él, [a Uta-napishti:]
«Pensé: “Encontraré a Uta-napishti el Lejano, de quien los hombres hablan”,
y anduve errante viajando por toda la tierra.
Muchas veces pasé por terribles montañas,
muchas veces crucé y volvía cruzar todos los océanos.
»De dulce sueño mi rostro tenía demasiado poco,
me azoté avanzando sin dormir.
He llenado mis nervios de pesar,
¿y qué he logrado con mi gran esfuerzo?
»Cuando aún no había llegado hasta la tabernera, mis ropas eran harapos,
maté al oso, a la hiena, al león, a la pantera, al onza,
al ciervo, a la cabra montés, a las bestias y animales de caza de la estepa: comí su carne, sus pieles desollé.
»Ahora que se cierre la puerta de la pena,
que sus puertas se sellen con alquitrán y brea,
que por mi culpa no [interrumpan] la danza nunca más,
[por] mí, feliz y despreocupado»
Dijo Uta-napishti a él, a [Gilgamesh:]
«¿Por qué, Gilgamesh, siempre [persigues] la pena?
Tú, que estás [hecho] de carne divina y humana,
a quien los dioses hicieron como tu padre y tu madre.
»¿Alguna vez, Gilgamesh, [has] [comparado tu suerte] con la del necio?
Pusieron un trono en la asamblea, y [te dijeron:] “¡Siéntate!”
Al necio se le dan las sobras de la levadura en vez de ghee [fresco,]
salvado y molienda en vez de la [mejor harina].
»Se cubre con harapos en vez de [hermosas vestiduras,]
en vez de cinturón, se ciñe [con cuerda desechada].
Como no tiene consejeros [que le guíen,]
sus asuntos carecen de consejo.
»Han pensado por él, Gilgamesh,
[quién es] su señor, tantos como?
la luna y los dioses [de la noche].
»[De] noche la luna viaja,
los dioses permanecen despiertos, y
Desvelados, sin dormir,
desde tiempos antiguos está establecido
»Ahora piensa,
tu apoyo
Si, Gilgamesh, los templos de los dioses [no tienen] quien los abastezca,
los templos de las diosas
»Ellos, los dioses,
Pues él hizo
por una ofrenda él,
arrojarán…»
* * *
«[A Enkidu en efecto] llevaron a su sino.
[Pero tú,] tú trabajaste sin descanso, ¿y qué conseguiste?
Te agotaste con un esfuerzo incesante,
llenaste tus nervios de pesar,
»adelantando el fin de tus días.
El hombre es tronchado como una caña en un cañaveral.
El hermoso joven, la muchacha bonita,
[muy pronto] en la [flor de la vida] son arrebatados por la Muerte.
»Nadie ve a la Muerte,
nadie ve el rostro [de la Muerte,]
nadie [oye] la voz de la Muerte,
Muerte tan despiadada, que siega a los hombres.
»Siempre construimos nuestras casas,
siempre hacemos nuestros nidos,
siempre los hermanos reparten su herencia,
siempre las querellas surgen en la tierra.
»Siempre el río se ha desbordado y nos ha traído la inundación,
la efímera flotando en el agua.
Ante el sol su semblante mira,
y entonces de pronto no hay nada.
»Los arrebatados y los muertos, ¡qué parecida es su suerte!
Pero nunca nadie ha trazado la semejanza de la Muerte,
nunca en la tierra los muertos saludaron a un hombre.
»Los Anunnaki, los grandes dioses, celebraron una asamblea,
Mammitum, hacedor del destino, fijó las suertes con ellos:
la Muerte y la Vida han fijado,
pero el día de la Muerte no revelan».
Anónimo
(Texto extraído de textos.info)